"daVid y betsabe:
la
historia
de
un adulterio"
Shalom, amigos, hermanos y llamados en general del Pueblo de Yahweh...todos conocemos algo acerca de la historia del famoso Rey David....pero,
¿Cuántos detalles conocemos respecto a la historia del adulterio cometido por David, amados míos?
El capítulo 11 del Libro de 2 Samuel es una crónica de unos hechos bastante insólitos, prácticamente privada de todo tipo de comentario o explicación, de motivaciones o razones---a no ser por el último versículo (27) donde el autor dice claramente:
” (…) Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos de Yahweh.” 2 Samuel 1:27
Saber que lo que hizo David “fue malo a los ojos de Yahweh,” nos invita a hacernos preguntas prácticas de esta índole:
¿Por qué hizo David lo que hizo? ¿Para qué aparecen descritos estos sucesos en la Palabra Kadosh? ¿Qué debo aprender de ellos? ¿Pudo David evitarlo?
Para contestarnos estas interrogantes debemos analizar detenidamente el texto.
¿Qué fue lo que sucedió, exactamente?
El primer versículo nos ofrece los primeros datos interesantes:
“Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla, David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los hijos de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalém.” 2 Samuel 11:1
Estamos hablando de unos sucesos sucedidos aproximadamente hacia el año 1035 a.C.
Según el pasaje, David fue proclamado rey de Israel aproximadamente en el año 1048 a.C. Tenía 30 años de edad cuando comenzó, y reinó durante 40 años (2 Samuel 5:3-4). Por lo tanto, se puede deducir que los hechos presentados en 2 Samuel 11 ocurren cuando el Rey David tenía 43 años y llevaba 13 años de reinado.
Siendo David rey de Israel, tal como dice 2 Samuel 11:1, debía salir a la batalla. Sin embargo, envió a Joab y sus siervos, y él se quedó en Jerusalém (1 Crónicas 20:1 nos amplía la información añadiendo que esto sucedió en la primavera).
El hecho de que David no saliera a combatir posiblemente indica que su reinado ya había entrado en una nueva etapa. Ahora se trataba de consolidar el reino, y esto exigía que él no se ocupara solamente de combatir, sino de cumplir con sus funciones de gobernante.
Sólo en el primer versículo nos encontramos, entonces, con el siguiente caudal de información:
1. David es rey de Israel hace 13 años.
2. Se encuentra en una edad plena y activa, física- y mentalmente
3. Tiene el PODER suficiente para decidir quedar en Palacio y mandar a otros a la guerra (aún cuando lo normal era que él saliera con su ejército).
4. Se encuentra en una época del año muy peculiar: la primavera.
El segundo versículo nos aporta más información interesante:
“Un día, al caer la tarde, se levantó David de su lecho, y se paseaba sobre el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. ” 2 Samuel 11:2
Podemos entender que si se levantó de su cama por la tarde, y no por la manana, David estuvo durmiendo lo que nosotros denominaríamos “la siesta,“ y que la Real Academia Española define como: “Tiempo destinado para dormir o descansar después de comer“.
Estos datos nos revelan que al menos ese día David no tenía muchas cosas que hacer como “gobernador,” de Israel, o bien, mientras otros luchaban en la capital de Amón, él se tomó un tiempo para descansar, dormir y pasear.
Hasta aquí el contexto. El hecho que David decidiera, por los motivos que fuesen, dormir, descansar y pasearse por el terrado de la casa real en una primavera, con 43 años de edad, y ver a una hermosa mujer bañándose, implica que lo que sigue a continuación muy posiblemente sea consecuencia de esta realidad.
El pecado siempre comienza en la mente. Las condiciones, circunstancias o acontecimientos que suceden alrededor nuestro no pueden jamás condicionar nuestros pensamientos. Si tenemos dudas al respecto, pensemos en las palabras de Yahushua Ja Mashiaj:
“No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno (…) Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:15 y 20).
Esta oración de Yahushua, más que un pedido, es una promesa. En definitiva, el problema de David no fue el contexto y las circunstancias que se expusieron hasta aquí, sino SUS DECISIONES Y PENSAMIENTOS de los que conocemos pocos detalles específicos, pero que se traducen en hechos concretos.
Detallamos a continuación los hechos determinados ahora, no por las circunstancias, sino por las decisiones de David (y muy probablemente también, de Betsabé, aunque consideramos que el único protagonista de la historia sea David).
1. Envió David a preguntar por ella (Vers. 3)
2. Envió David mensajeros que la trajeran (Vers. 4)
3. La tomó y durmió con ella (Vers. 4)
4. Después de enterarse que Betsabé esperaba un hijo suyo, David mandó a llamar a Urías el Heteo (esposo de Betsabé) para, creando un contexto propicio, motivar a éste para que duerma con Betsabé y hacerle pasar su hijo como propio.
Es curioso como este hecho confirma nuevamente que las circunstancias (incluso intencionadas) no determinan nuestros comportamiento, sino nuestras decisiones. En un trágico giro de eventos, Urías decide no dormir con su esposa. No olvidemos que la expresión y mandato de David a Urías “Desciende a tu casa, y lava tus pies” (Vers. 8, es un eufemismo relativo a la relación sexual.
Incluso Urías declara “Nunca haré tal cosa” (Vers. 11). La pureza ritual era un requisito para combatir en las guerras de Yahweh (Ex 19.15; Lv 15.18; Dt 23.9-14; 1 S 21.4-5).
5. Escribe una carta a Joab pidiendo que coloquen a Urías al frente de una batalla para luego dejarlo solo y que muera (Vers. 14 y 15)
6. Después del luto, envió David por Betsabé y la hizo su mujer.
Y finalmente, el capítulo 11 termina con la siguiente declaración: “Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos de Yahweh.” 2 Samuel 1:27
¿Qué es lo que fue desagradable o malo ante los ojos de Yahweh? ¿Las circunstancias y contexto descriptos en la primera parte de este artículo, o las decisiones de los pensamientos de David, manifestadas en las acciones descritas en la segunda parte?
No necesitamos más datos para arribar a una conclusión. No importa lo que David pensó concretamente, la deducción es clara: David pensó premeditadamente, planeó sus acciones, actuó con estrategia, con tiempo y cálculo, y finalmente consiguió lo que procuraba.
Pensemos un momento acerca de nuestros pecados, y de como nuestras reacciones y pensamientos se podrían asemejar o diferenciar de las de David.
¿Considera Usted, querido amigo, que su peor pecado jamás ha superado el de David? ¿O acaso ha incurrido Usted en un pecado de similar magnitud?
El propósito de formularnos estas interrogantes ha sido con el objetivo de llegar a una conclusión que ponga en evidencia la misericordia, compasión y la gracia de Nuestro Abba Yahweh ante un pecador arrepentido como nosotros y como David:
¿Considera Usted que su pecado menos grave le ha sido perdonado por Yahweh? ¿O no está Usted convencido todavía? ¿Cree Usted que no? ¿Por qué no? ¿Por qué Yahweh perdonaría a David, y no a Usted, amado amigo?
¿Cree Usted, querido amigo, que Su Padre Yahweh sería incapaz de perdonarle a Usted sus pecados e iniquidades---tan graves como los de David? ¿Por qué creería Usted tal cosa? Sin duda alguna, Yahweh perdona a todo aquel que reconoce su pecado y se arrepiente.
¿Acaso Usted no ha reconocido su pecado, o no se ha arrepentido de él? Entonces, habiendo imitado a David "en lo malo," prepárese ahora para imitarlo "en lo bueno" si aún no lo ha hecho, leyendo y practicando lo que él hizo a continuación:
En el capítulo 12 se muestra la actitud loable de David en reconocer su pecado (Vers. 12:13), abalada por Yahweh, y entendiendo plenamente que las consecuencias que le devendrían por su causa no tendrían vuelta atrás (Vers. 12:23). Lo siguiente en el relato fue un acto de amor por parte de David, y de Nuestro Abba Yahweh. David consuela a su mujer Betsabé. Ella finalmente dió a luz a Salomón, y Yahweh lo amó (Vers. 12:24).
Tras haber reconocido la gravedad de su pecado---y haber sufrido las consecuencias ---David fue sabio y aprendió la lección que Yahweh se propuso enseñarle, y David jamás volvió a repetir su error. David le demostró a Yahweh que él lo amaba, y cuánto necesitaba de El...
“Y sabemos que a los que aman a Yahweh, todas las cosas obran para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados."
Al final del relato, todo obró para bien. David esperó y confió en Yahweh. La conducta de David fue una ejemplar para un ser humano arrepentido de su pecado, y la misma constituye una valiosísima lección para todos nosotros. El arrepentimiento de David fue uno totalmente sincero y ejemplar.
La misericordia, el amor y la compasión del siervo David aumentaron a unos niveles muy parecidos a los de Yahweh, ¡y la resultante comunicación y amistad entre ambos llegó a uno de los puntos mas altos descritos en toda la Torah!
¡Esta es una maravillosa lección para nosotros también, amados míos!
¡Que nuestro Padre Yahweh nos ilumine acerca de su benignidad, amor, paciencia, compasión y perdón hacia nosotros cuando nos arrepetimos de corazón!
Rafael,
siervo de la Kejilah y de Yahushua Ja Mashiaj
¿Cuántos detalles conocemos respecto a la historia del adulterio cometido por David, amados míos?
El capítulo 11 del Libro de 2 Samuel es una crónica de unos hechos bastante insólitos, prácticamente privada de todo tipo de comentario o explicación, de motivaciones o razones---a no ser por el último versículo (27) donde el autor dice claramente:
” (…) Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos de Yahweh.” 2 Samuel 1:27
Saber que lo que hizo David “fue malo a los ojos de Yahweh,” nos invita a hacernos preguntas prácticas de esta índole:
¿Por qué hizo David lo que hizo? ¿Para qué aparecen descritos estos sucesos en la Palabra Kadosh? ¿Qué debo aprender de ellos? ¿Pudo David evitarlo?
Para contestarnos estas interrogantes debemos analizar detenidamente el texto.
¿Qué fue lo que sucedió, exactamente?
El primer versículo nos ofrece los primeros datos interesantes:
“Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla, David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los hijos de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalém.” 2 Samuel 11:1
Estamos hablando de unos sucesos sucedidos aproximadamente hacia el año 1035 a.C.
Según el pasaje, David fue proclamado rey de Israel aproximadamente en el año 1048 a.C. Tenía 30 años de edad cuando comenzó, y reinó durante 40 años (2 Samuel 5:3-4). Por lo tanto, se puede deducir que los hechos presentados en 2 Samuel 11 ocurren cuando el Rey David tenía 43 años y llevaba 13 años de reinado.
Siendo David rey de Israel, tal como dice 2 Samuel 11:1, debía salir a la batalla. Sin embargo, envió a Joab y sus siervos, y él se quedó en Jerusalém (1 Crónicas 20:1 nos amplía la información añadiendo que esto sucedió en la primavera).
El hecho de que David no saliera a combatir posiblemente indica que su reinado ya había entrado en una nueva etapa. Ahora se trataba de consolidar el reino, y esto exigía que él no se ocupara solamente de combatir, sino de cumplir con sus funciones de gobernante.
Sólo en el primer versículo nos encontramos, entonces, con el siguiente caudal de información:
1. David es rey de Israel hace 13 años.
2. Se encuentra en una edad plena y activa, física- y mentalmente
3. Tiene el PODER suficiente para decidir quedar en Palacio y mandar a otros a la guerra (aún cuando lo normal era que él saliera con su ejército).
4. Se encuentra en una época del año muy peculiar: la primavera.
El segundo versículo nos aporta más información interesante:
“Un día, al caer la tarde, se levantó David de su lecho, y se paseaba sobre el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. ” 2 Samuel 11:2
Podemos entender que si se levantó de su cama por la tarde, y no por la manana, David estuvo durmiendo lo que nosotros denominaríamos “la siesta,“ y que la Real Academia Española define como: “Tiempo destinado para dormir o descansar después de comer“.
Estos datos nos revelan que al menos ese día David no tenía muchas cosas que hacer como “gobernador,” de Israel, o bien, mientras otros luchaban en la capital de Amón, él se tomó un tiempo para descansar, dormir y pasear.
Hasta aquí el contexto. El hecho que David decidiera, por los motivos que fuesen, dormir, descansar y pasearse por el terrado de la casa real en una primavera, con 43 años de edad, y ver a una hermosa mujer bañándose, implica que lo que sigue a continuación muy posiblemente sea consecuencia de esta realidad.
El pecado siempre comienza en la mente. Las condiciones, circunstancias o acontecimientos que suceden alrededor nuestro no pueden jamás condicionar nuestros pensamientos. Si tenemos dudas al respecto, pensemos en las palabras de Yahushua Ja Mashiaj:
“No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno (…) Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:15 y 20).
Esta oración de Yahushua, más que un pedido, es una promesa. En definitiva, el problema de David no fue el contexto y las circunstancias que se expusieron hasta aquí, sino SUS DECISIONES Y PENSAMIENTOS de los que conocemos pocos detalles específicos, pero que se traducen en hechos concretos.
Detallamos a continuación los hechos determinados ahora, no por las circunstancias, sino por las decisiones de David (y muy probablemente también, de Betsabé, aunque consideramos que el único protagonista de la historia sea David).
1. Envió David a preguntar por ella (Vers. 3)
2. Envió David mensajeros que la trajeran (Vers. 4)
3. La tomó y durmió con ella (Vers. 4)
4. Después de enterarse que Betsabé esperaba un hijo suyo, David mandó a llamar a Urías el Heteo (esposo de Betsabé) para, creando un contexto propicio, motivar a éste para que duerma con Betsabé y hacerle pasar su hijo como propio.
Es curioso como este hecho confirma nuevamente que las circunstancias (incluso intencionadas) no determinan nuestros comportamiento, sino nuestras decisiones. En un trágico giro de eventos, Urías decide no dormir con su esposa. No olvidemos que la expresión y mandato de David a Urías “Desciende a tu casa, y lava tus pies” (Vers. 8, es un eufemismo relativo a la relación sexual.
Incluso Urías declara “Nunca haré tal cosa” (Vers. 11). La pureza ritual era un requisito para combatir en las guerras de Yahweh (Ex 19.15; Lv 15.18; Dt 23.9-14; 1 S 21.4-5).
5. Escribe una carta a Joab pidiendo que coloquen a Urías al frente de una batalla para luego dejarlo solo y que muera (Vers. 14 y 15)
6. Después del luto, envió David por Betsabé y la hizo su mujer.
Y finalmente, el capítulo 11 termina con la siguiente declaración: “Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos de Yahweh.” 2 Samuel 1:27
¿Qué es lo que fue desagradable o malo ante los ojos de Yahweh? ¿Las circunstancias y contexto descriptos en la primera parte de este artículo, o las decisiones de los pensamientos de David, manifestadas en las acciones descritas en la segunda parte?
No necesitamos más datos para arribar a una conclusión. No importa lo que David pensó concretamente, la deducción es clara: David pensó premeditadamente, planeó sus acciones, actuó con estrategia, con tiempo y cálculo, y finalmente consiguió lo que procuraba.
Pensemos un momento acerca de nuestros pecados, y de como nuestras reacciones y pensamientos se podrían asemejar o diferenciar de las de David.
¿Considera Usted, querido amigo, que su peor pecado jamás ha superado el de David? ¿O acaso ha incurrido Usted en un pecado de similar magnitud?
El propósito de formularnos estas interrogantes ha sido con el objetivo de llegar a una conclusión que ponga en evidencia la misericordia, compasión y la gracia de Nuestro Abba Yahweh ante un pecador arrepentido como nosotros y como David:
¿Considera Usted que su pecado menos grave le ha sido perdonado por Yahweh? ¿O no está Usted convencido todavía? ¿Cree Usted que no? ¿Por qué no? ¿Por qué Yahweh perdonaría a David, y no a Usted, amado amigo?
¿Cree Usted, querido amigo, que Su Padre Yahweh sería incapaz de perdonarle a Usted sus pecados e iniquidades---tan graves como los de David? ¿Por qué creería Usted tal cosa? Sin duda alguna, Yahweh perdona a todo aquel que reconoce su pecado y se arrepiente.
¿Acaso Usted no ha reconocido su pecado, o no se ha arrepentido de él? Entonces, habiendo imitado a David "en lo malo," prepárese ahora para imitarlo "en lo bueno" si aún no lo ha hecho, leyendo y practicando lo que él hizo a continuación:
En el capítulo 12 se muestra la actitud loable de David en reconocer su pecado (Vers. 12:13), abalada por Yahweh, y entendiendo plenamente que las consecuencias que le devendrían por su causa no tendrían vuelta atrás (Vers. 12:23). Lo siguiente en el relato fue un acto de amor por parte de David, y de Nuestro Abba Yahweh. David consuela a su mujer Betsabé. Ella finalmente dió a luz a Salomón, y Yahweh lo amó (Vers. 12:24).
Tras haber reconocido la gravedad de su pecado---y haber sufrido las consecuencias ---David fue sabio y aprendió la lección que Yahweh se propuso enseñarle, y David jamás volvió a repetir su error. David le demostró a Yahweh que él lo amaba, y cuánto necesitaba de El...
“Y sabemos que a los que aman a Yahweh, todas las cosas obran para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados."
Al final del relato, todo obró para bien. David esperó y confió en Yahweh. La conducta de David fue una ejemplar para un ser humano arrepentido de su pecado, y la misma constituye una valiosísima lección para todos nosotros. El arrepentimiento de David fue uno totalmente sincero y ejemplar.
La misericordia, el amor y la compasión del siervo David aumentaron a unos niveles muy parecidos a los de Yahweh, ¡y la resultante comunicación y amistad entre ambos llegó a uno de los puntos mas altos descritos en toda la Torah!
¡Esta es una maravillosa lección para nosotros también, amados míos!
¡Que nuestro Padre Yahweh nos ilumine acerca de su benignidad, amor, paciencia, compasión y perdón hacia nosotros cuando nos arrepetimos de corazón!
Rafael,
siervo de la Kejilah y de Yahushua Ja Mashiaj